Historia de la Ciudadela de Machu Picchu

La historia de Machu Picchu, según documentos coloniales, dice que habría sido una especie de palacio privado de Pachacútec o Inca Yupanqui. Sin embargo algunas de sus mejores construcciones y el evidente carácter ceremonial de la principal vía de acceso a la ciudad testimonian que ésta fue usada como un santuario religioso. Las investigaciones de las últimas décadas, en cambio, han descartado el supuesto carácter militar de Machu Picchu, es considerada al mismo tiempo una obra maestra de la arquitectura y la ingeniería.
Historia de la Ciudadela

La leyenda cuenta que ese reino había sido fundado, en tiempos inmemoriales, por un héroe llamado Manco Capac y por su esposa Mama Ocllo, cuyos orígenes se confunden con los de los apus y los dioses tutelares de su mitología. A Manco Capac le sucedieron varios gobernantes sinchis ("señores") ligados a guerras tradicionales con sus vecinos y a un progresivo crecimiento de sus poderes y de su capacidad de conquista. Finalmente, cuando gobernaba el inca Wiracocha, sus vecinos occidentales, los chancas, intensificaron sus actos guerreros y sitiaron el Cusco, hasta que fueron liberados por un nuevo héroe llamado desde entonces Pachacútec Inca Yupanki ("el Inca que domina todo y que devuelve la tierra"). Así se inició la formación del imperio de los Incas y pronto sus gobernantes Yupanqui dejaron el ámbito local de sus dominios para ocuparse del manejo político y económico de un territorio que agrandaron en base a conquistas y alianzas. Sus vecinos tampusy los habitantes de Vilcabamba fueron algunos de los inicialmente conquistados. Es en esas circunstancias que se construyó Machu Picchu.
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Por su estratégica ubicación, por la cantidad y calidad arquitectónica de sus templos, por la poca cantidad de kanchas o departamentos para familias extendidas; y por las múltiples características que presenta Machu Picchu, en su origen, fue un centro de poder regional dependiente del Cusco, es decir una pequeña capital política y religiosa. Hacia 1440 durante su campaña hacia Vilcabamba la quebrada de Picchu fue conquistada por Pachacútec. El emplazamiento de Machu Picchudebió impresionar al monarca por sus peculiares características dentro de la geografía sagrada cusqueña y por ello habría mandado a construir allí, hacia 1450, un complejo urbano con edificaciones de gran lujo civiles y religiosas. De acuerdo a las construcciones que se encuentran en esta ciudadela, normalmente se calcula que su población en su apogeo fue de unas mil personas. En Machu Picchu se encontraba un importante "Aqllawasi" o casa de "Mujeres Escogidas" de entre las más bellas y virtuosas, eran consideradas como esposas del Sol. Muchos estudiosos contemporáneos aducen que también fueron esposas del Inca, al considerarse que éste era Hijo del Sol y por lo tanto un Dios viviente; así, el Inca habría vivido en su propiedad, en compañía de sus esposas. Era normal que el Inca tuviese centenares de concubinas, ya que por ejemplo, como se conoce de acuerdo a nuestra historia Huayna Capac (el padre de Huáscar y Atahualpa) tuvo más de 400 vástagos. Sin embargo, su esposa principal debía ser una hermana suya, porque así se debía mantener la "sangre solar" que poseían según la tradición; el heredero al trono debía ser un hijo del Inca y su hermana. Del meticuloso estudio del antropólogo John Verano se desprende que la población de Machu Picchu estaba compuesta por personas étnicamente heterogéneas y que no eran demasiado robustas ni tenían signos de haber participado en actividades bélicas. Más bien su clasificación encaja perfectamente con la teoría que Machu Picchu fue una propiedad del Inca Pachacutec, y que los restos óseos encontrados en el lugar, corresponden a las personas que debían servir en ese enclave. La estatura de los hombres adultos era en promedio 1.57 m. y de las mujeres 1.48 m. Por otro lado, el antropólogo Verano indicó que no existía evidencia de sífilis u otra enfermedad similar. Sin embargo, existieron dos probables casos de tuberculosis.
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Con frecuencia se pregunta cómo es que 150 ó 180 españoles, los primeros que llegaron en la región, pudieron tan fácilmente conquistar el Tahuantinsuyo (de 12 a 16 millones de habitantes); lo cierto es que no fue consecuencia de la fortaleza física del español ni de su privilegiada sabiduría, sino simplemente porque a la llegada del invasor aquí se libraba una fratricida guerra civil. La Capital del Tahuantinsuyo fue siempre el Cusco, su legítimo monarca era Tupac Kusi Huallpa conocido por la tradición como Huáscar Inca, quien tenía un hermanastro de nombre Atahualpa. En Tumipampa (Cuenca en el actual Ecuador) Atahualpa se hizo coronar como el nuevo Inca con la finalidad de derrocar a su hermanastro Huáscar. Posteriormente los españoles llegaron a costas peruanas y en noviembre ingresaron a Cajamarca, apresaron a Atahualpa quien desde su prisión ordenó eliminar a Huáscar y los orejones cusqueños, produciéndose así en Cusco la indiscriminada y célebre "matanza de orejones". Los españoles conocedores de los hechos, culparon y procesaron a Atahualpa imponiéndole la pena de muerte; luego de eliminarlo marcharon hacia la Capital de los Quechuas donde fueron bienvenidos porque se creía que eran vengadores del Cusco ya que habían dado muerte a su enemigo. Pero además, fueron considerados como dioses porque eran muy diferentes, tenían tez blanca, barba, armas de fuego, caballos; y aún los quechuas creyeron que caballo y español eran un solo ente capaz de desdoblarse o partirse en dos. Por otro lado también se creyó que eran divinidades porque existía un viejo mito que decía que los dioses de los Incas debían llegar por el mar, exactamente como lo hicieron los conquistadores. Por todas esas razones los españoles fueron muy bien acogidos y bienvenidos en la capital de los Quechuas, cuyos habitantes les hicieron conocer todo aquello que poseían, sus palacios, templos, pueblos y ciudades; mas, en aquel entonces nadie habló sobre Machu Picchu porque como sugieren los indicios fue una ciudad muy especial y secreta o en su defecto estaba ya perdida y olvidada. Las evidencias arqueológicas indican una total ausencia española, no existen influencias en cerámica ni arquitectura, tampoco los extirpadores de idolatrías destruyeron sus templos como sucedió en cada lugar conocido por los peninsulares, por lo que está categóricamente demostrado que los españoles no conocieron ni llegaron a Machu Picchu.
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Hoy, se desconocen las razones que llevaron al despoblamiento de Machu Picchu, sin embargo hipotéticamente se plantean algunas que están enmarcadas dentro de un marco lógico. Se cree que fue una muy mala epidemia la que obligó a abandonar la ciudad construida en una zona húmeda y con abundancia de insectos diversos; aún hasta las primeras décadas de este siglo se solían tener epidemias diferentes en la zona, especialmente de malaria, en la actualidad se utilizan fumigantes, insecticidas y otros productos químicos que han modificado las condiciones de salubridad. Otra posibilidad indica que a la muerte de Pachacútec, y depositarlo en la Tumba Real, la ciudadela debió ser abandonada y clausurada. La otra razón hipotética aduce que la nación de los Antis (nación enemiga del Tahuantinsuyo que habitaba en la selva) llegó en el lugar y llevó una matanza indiscriminada, siendo luego la ciudad abandonada.

Lo evidente es que el contexto en el cual fue instalada la ciudadela está directamente asociado a las condiciones de suntuosidad que nacieron con la formación del imperio de los incas. Si es que, en efecto, esta fue el mausoleo que escogió Pachacútec para mantener su cuerpo para la eternidad, se trata de una obra ciertamente equivalente a la que levantaron otras civilizaciones del mundo para sus héroes sagrados. Si no fue así, debió de ser una obra diseñada por un artista refinado para cumplir con una función diferente a la de cualquier otro asentamiento conocido en sus tiempos. Los incas construyeron varias ciudades en el Tahuantinsuyo, todas ellas de arquitectura exquisita, pero ninguna con el deleite estético que tienen cada uno de los recintos y espacios de este santuario.

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